viernes, 27 de agosto de 2010

¿Qué ves cuándo la ves? Dario Los Andes (Mendoza)


En esa mancha yo tuve todo cuanto quise: descubrí las Islas de Coral, encontré el perfil de Barba Azul y el rostro anguloso de Abraham Lincoln, libertador de esclavos; tuve el collar de lágrimas de Arminda, el caballo de Blanca Flor y la gallina que pone los huevos de oro; vi el tricornio de Napoleón, la cabra que amamantó a Desdichado de Brabante y montañas echando humo, de las pipas de cristal que fuman sus gigantes o sus enanos. Todo lo que oía o adivinaba, cobraba vida en mi mancha de humedad y me daba su tumulto o sus líneas”. (“La mancha de humedad”, 1944).
A la uruguaya Juana de Ibarbourou (1892-1979) le bastaba una simple mancha de humedad para crear todo un mundo. Algo similar podría decirse que le ocurrió al dibujante todo terreno Diego Bianki, pero en su caso el disparador de la “conciencia imaginante” (como nos enseñaron alguna vez en Comunicación Visual) fueron las nubes. De ahí que el nombre de su proyecto no podía ser más directo y preciso: “Con la cabeza en las nubes”.
Publicado por su propia editorial Pequeño Editor, el libro de Bianki (La Plata, 1963) es una bella obra artesanal que nació, como suele pasar con las buenas ideas, de casualidad: panza arriba en la playa, viendo pasar las nubes y jugando a buscarles una forma reconocible. Ahí, dice el también ilustrador de la revista Ñ, “vio” el libro al que luego sumaría artistas y fotógrafos invitados. Ral Veroni, Maitena, Elenio Pico, Isol, M. Delia Lozupone, Gusti y Cristian Turdera fueron algunos de los convocados para “intervenir” las imágenes captadas en el inagotable cielo. Camarita en mano, Bianki arrancó y lo que fue una simpática idea se transformó en obsesión: hoy cuenta con unas 4.000 instantáneas y va por más.
Una niña dormida, un muñeco de nieve, pájaros, elefantes e insectos son algunas de las cincuenta nubes “encontradas” e incluidas en el libro objeto de este diseñador y dibujante que, entre sus múltiples facetas, acredita la de autor de libros para niños y jóvenes, además de haber fundado la recordada revista de arte cómix “Lápiz Japonés”.

En una suerte de obra en -permanente- construcción, el proyecto de Bianki lejos de terminar en la publicación deja abierta la puerta para sumar imaginantes a su causa.

En el blog www.libroconlacabezaenlasnubes.blogspot.com la invitación es más que tentadora: “Subí tu foto de nube dibujada o bajate una nube en blanco de este blog, dibujala y luego subila”. Lo que sigue es mucho más simple: dejar volar la imaginación.
Por Rubén Valle - rvalle@losandes.com.ar

miércoles, 25 de agosto de 2010

Contar en imágenes (revista Quilombo)

“Pequeño editor” presentó esta pieza de arte con formato de libro, que se asemeja a una enciclopedia ilustrada sobre el candombe de Colonia, Uruguay. Sus coloridas páginas retratan diferentes escenas donde el carnaval es, definitivamente, una de las figuras destacadas.

Bianki, autor de esta obra, es argentino pero retrata al candombe uruguayo de la República Oriental del Uruguay. La redundancia no está de más y ayuda a aclarar que el candombe uruguayo se practica en Uruguay y en Argentina. En nuestro país, además, hay candombe porteño, aquel que mantienen los afroargentinos descendientes de esclavos desembarcados en Buenos Aires, una variante con danza, toques y tambores diferentes a las del país hermano. El libro de este mes propone un retrato del candombe uruguayo de Colonia y toda su imaginería está relacionada con esa variante.

Se trata de una obra excelentemente ilustrada, que cuenta en imágenes mucho más que en palabras, que parece un libro para niños –por la estética que lo caracteriza y por su pedagogía- pero que, en verdad, es una obra para adultos. El autor es historietista y eso se nota, aunque no utilice los tradicionales “cuadritos” de la historieta. En “Candombe” combina este género con el collage y propone una mirada libre, que hoja tras hoja puede hacer foco en distintos aspectos: escenas de lo social y de lo festivo, uso de determinados elementos, paisajes, personajes... Dice el ilustrador que, además, le interesó “poner de relieve el sincretismo que existe entre la cultura occidental y la cultura afro”.

Si bien “Candombe” posee códigos y símbolos que quedan reservados para aquellos que conocen mejor el tema, cuenta el autor que este libro “es una obra abierta”. Para Bianki, “el lector no especializado podrá encontrarse con una cantidad de imágenes que buscan capturar el colorido del carnaval y del ritmo del candombe a través de una historia muy simple, que se manifiesta cuando una comparsa pasa por un sitio y la gente deja de lado sus responsabilidades para seguirlos, bailando y bebiendo sin parar. Así es que pasan tocando por diversos lugares donde se interrumpen los quehaceres cotidianos para salir a tocar y bailar. Hasta los jueces con su toga y los policías con su uniforme se cuelgan un tambor”.

El texto de este libro es un poema. Breve y anecdótico, por el formato y por las palabras se asemeja a un canto de comparsa. No obstante, es un poema de autor y Bianki lo escribió influenciado por sus experiencias con el candombe y por obras de otros autores, como Rabelais.

Bianki vivió en Argentina hasta sus 15 años. Nació en La Plata, una ciudad donde el candombe pisa fuerte. Sin embargo, conoció el género al residir en Colonia, Uruguay, en 1999. En ese momento empezó a estudiar los toques. La comparsa “Lonjas del Sacramento”, fundada por la familia Carbajal de Colonia, le había permitido asistir a los ensayos y dibujar. Bianki los acompañaba mientras ellos hacían su recorrido y tocaban por la ciudad. “Cada tanto, la comparsa paraba para encender un fuego y volver a tensar las lonjas de los tambores, momentos que también aprovechaba para dibujar lo que iba viendo”, apunta el autor. Y así empezó, estudiando y dibujando, hasta que un día se incorporó como tamborero a esa comparsa.

Si bien el libro se refiere al candombe uruguayo de Colonia, en la contratapa realiza un paneo amplio sobre el género. Incluye definiciones, conceptos y usos del candombe en general. En este sentido, uno de sus párrafos versa: “También es frecuente escucharlo (al candombe) en su versión argentina en el barrio de San Telmo en Buenos Aires y en algunos barrios de la ciudad de La Plata”. Al respecto, es preciso aclarar que en Argentina el candombe uruguayo es una expresión popular vigente en casi todas las provincias del país, no sólo en algunos barrios capitalinos o bonaerenses.

“Candombe” fue publicado originalmente en Francia, en 2004 (Éditions du Rouergue). La versión actual es nacional, incluye un pequeño glosario y es bilingüe (español-inglés). Bianki también es ilustrador de la sección “Ficciones” de la revista cultural Ñ (Clarín) y director del sello editorial “Pequeño editor”, fundado en 2002 y responsable de la presente edición de este libro.

Por Paula Picarel
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http://www.revistaquilombo.com.ar/revistas/62/q62.htm

El candombe según Diego Bianki - Revista Rolling Stone.



"A pesar de que en sus imágenes pueda encontrar el uso de una estética de inspiración en la pintura ingenua -sin uso de la perspectiva, con una mirada en dos dimensiones- y en el cómic, Candombe fue pensado para un público adulto", explica Diego Bianchi, un talentoso artista plástico argentino que vive en Colonia del Sacramento y que, hace una década, encaró un trabajo de investigación y militancia ligado al candombe y la cultura afro en el Río de la Plata. El fruto de su trabajo es Candombe, fiebre de carnaval , un libro editado originalmente en Francia en 2004 y que ahora lanza para el mercado local Pequeño Editor, sello del cual es fundador y director ad-honorem. El libro forma parte de la colección Variables grádicas, donde se publican proyectos temáticos de Langer, Ral Veroni y Rapa Carballo, entre otros artistas co-generacionales de Bianki.

A comienzos de los 90, Bianki fundó la Comuna del Lápiz Japonés, y en 1993 lanzó una revista objeto homónima, inspirada en la Raw de Art Spiegelman, que en la página 3 del primer número develaba en forma de fellatio el misterio de la felicidad del hombrecito de la Avena Quaker.

Artista plástico, historietista e ilustrador, realizó diversas muestras individuales y colectivas en Elsi del Río (Buenos Aires, Argentina), Museo de Arte Contemporáneo (Barcelona, España) y Centro Cultural de España (Lima, Perú). Además, publica habitualmente en la revista Ñ, y en varios diarios de España.

Paralelamente, desarrolló su veta tamborera. "Empecé a salir con la familia Carabajal, mis maestros del tambor, en la comparsa Lonjas del Sacramento, hacia el año 2000. Después participé de la Agrupación Afro y desde el año pasado salgo con la agrupación lubola El caracú quemao de Colonia en Uruguay", repasa.

Sus compañeros de comparsa apoyaron con el sondo de sus tambores la inauguración de la pequeña pero muy recomendable exposición de los los originales del libro en la Galería Mar Dulce. La muestra incluye cuadros, collages, los cuadernos donde el artista tomaba notas y registraba in situ las escenas candomberas y algunas pinturas, muy interesantes, pintadas sobre lonjas de tambor.

El libro se presenta el viernes 30 en Mar Dulce, Uriarte 1490, a las 19. Y la muestra, colgada desde el 19 de junio, se puede ver hasta el sábado 31 de julio. Luego, inaugura el viernes 10 de septiembre en la galería Güear, Forida 359 (frente a la estación del ferrocarril) en Colonia del Sacramento.

Puede entenderse a Candombe, fiebre de carnaval como un canto de amor al tambor. ¿Cuál es tu primer recuerdo con ese instrumento? ¿Recordás al sonido del tambor en La Plata, tu ciudad natal?
Puede que sea una celebración, pero no solo del tambor sino también de todo el entorno que este instrumento convoca. Mi primer encuentro se da en el Uruguay, en las llamadas de Montevideo y luego en la ciudad de Colonia. En La Plata recién escuché el sonar de los tambores al pie del ex Hotel Provincial, tan solo hace unos cinco o seis años, y no podía creerlo. Conversé con esos tamborileros, que me comentaron que construían sus propios tambores y que se juntaban a tocar también detrás del Colegio Nacional. Por supuesto había entre ellos varios descendientes de uruguayos. Luego empecé a descubrir que en Buenos Aires hay muchísimas agrupaciones lubolas de candombe. Esto se puede comprobar a través de la revista Quilombo. Es impresionante todo lo que se puede encontrar acerca de la cultura Afro en Argentina.

¿En qué momento el candombe (y su cultura) se transformó en el eje temático de tu obra?
Me ocurrió al empezar a cruzar al Uruguay, a la otra orilla del "Mar dulce" (como lo llamara J. D. de Solís). Comencé a viajar mucho hacia allí y contacté con gente de la comparsa Lonjas del Sacramento fundada por la familia Carbajal de Colonia, quienes me permitieron asistir a los ensayos y dibujar mientras ellos hacían su recorrido tocando por la ciudad. Cada tanto, la comparsa se paraba a encender un fuego para volver a tensar las lonjas de los tambores, que con la humedad ambiente pierden su rigidez, y esos momentos también eran aprovechados para dibujar todo lo que iba ocurriendo mientras duraba el ensayo. De allí en adelante me involucré aun más y comencé a aprender a tocar en 1999. Una vez que logré aprender el instrumento, comencé a viajar con ellos por todo el Uruguay tocando durante el carnaval y en eventos de otras festividades. Esa experiencia me permitó compartir muchas cosas y ver todo con ojos desde adentro del asunto. Fue así como comencé a dibujar cientos de escenas alusivas, que como estudios previos, ayudaron a concretar pinturas, serigrafías y objetos. También fui rescatando en esos trayectos, elementos deshechables de la gráfica cotidiana: paquetes de yerba mate, envoltorios de caramelos, etiquetas de tabaco, sobres de azúcar, todos elementos pertenecientes al carnavalesco "mundo del consumo", que han contribuído a formar parte importante de las imágenes.

Pedro Figari y Carlos Páez Vilaro son algunos de los artistas plásticos que también investigaron y utilizaron la temática del candombe en su obra. ¿Representan algún tipo de influencia o referencia para este trabajo? ¿Tuviste otras?
A decir verdad, si bien sabía de la existencia de las pinturas de Pedro Figari no había visto nada y tampoco quería hacerlo, hasta tanto no terminara el libro, para no dejarme influenciar de ningún modo. Lo mismo me ocurrió con Páez Vilaró, de quien sabía que había tratado el tema y que tocaba en Quareim 1080, una de las comparsas más importantes de Montevideo. Quería lograr una versión propia, producto de la experiencia concreta en vivo y el complemento de algunas lecturas logradas a través de la obra de escritores que trataron no solo el tema de la cultura Afro sino también como esa cultura se fusionó desde la época de la colonia con la cultura local hasta nuestros días. También me interesaba la conexión con el carnaval, esa inversión de roles que la fiesta propone. La lecura de Pantagruel y Gargantúa de Françoise Rabelais fue una conexión fundamental en ese aspecto. También los textos de Mijail Bajtin que analizan el simbolismo expresado por Rabelais y su sincronización con la inspiración en lo popular. Por algunos aspectos formales, algunos colegas, lo han relacionado con la pintura de Cándido López, lo que para mi es un gran halago. No obstante, creo que en este trabajo la influencia más grande proviene de la literatura (sobre todo de Rabelais), la experiencia en vivo con las comparsas, y el sincretismo religioso, que fueron algunas de las piezas inspiradoras que sirvieron para animar las páginas del libro y cada verso del texto que las acompaña.

¿Te interesa sólo el sincretismo rioplatense, o te atrae también la tradición del norte del Brasil y de Cuba?
Cualquier tipo de fusión me parece enriquecedora. En el caso del sincretismo religioso entre lo afro y el catolicismo, lamentablemente no ha sido fruto ni de la casualidad ni de algún tipo de acuerdo entre las partes, sino que una cultura es avasallada y la otra trata de sobrevivir pese al avasallamiento sufrido. Pero como la cultura afro es tan fuerte (en el amplio sentido de la palabra), supo sortear de mucha maneras la presión del catolicismo. Sobre todo la manera de baile fue bastante resistida, la describían personajes influyentes de la época como una "danza lasciva". No conozco tanto lo que ocurre en Cuba o Bahía, pero es probable que el sincretismo allí existente, tenga la misma raíz y por consiguiente, coincida con lo que ha pasado aquí en el Río de La Plata.

Por Humphrey Inzillo

http://www.rollingstone.com.ar/nota.asp?nota_id=1289025

domingo, 15 de agosto de 2010

Con la cabeza en las nubes!

No se pierdan estos dibujos increíbles hechos por los chicos ...
Les dejamos unos ejemplos, y para los que todavia tienen ga
nas de ver un poco más (van a quedar con la boca abierta!), linkeen y miren el talento de estos niños:

http://www.libroconlacabezaenlasnubes.blogspot.com

Marcela
Escuela Sarmiento

Grado 4ºB

María Belen
Escuela Sarmiento

Valentina

Escuela Nº19 Gral. San Martin.

7ºA


jueves, 12 de agosto de 2010

"Crónica del Candombe" Diego Marinelli, Ñ (Clarín) 24.07.10 nota sobre el libro y la exposición "Candombe..."

Diego Bianki en Galería Mar Dulce
por Diego Marinelli
(Ñ, Diario Clarín, 24.07.10)

Bianki es uno de los referentes de la ilustración argentina. Un tipo hiperactivo y multifacético que hace poco más de diez años decidió abandonar la caótica Buenos Aires e instalarse del otro lado del río, en Colonia. Evidentemente no iba en busca de bajar su ritmo productivo, ya que desde allí continuó colaborando con medios como La Vanguardia (Barcelona), Público (Madrid) y Ñ, y manejando los hilos de Pequeño Editor una delicada editorial en la que publicó varios libros para niños y dio visibilidad a muchos de los autores que conforman la nueva generación de ilustradores argentinos.

Lo que sí hizo en Colonia, cuando sus múltiples actividades se lo permitían, fue sumergirse en el universo del candombe y las tradiciones de raíz africana que tanto y tan bien han florecido en Uruguay. Al principio hubo un acercamiento de tipo vouyeur, luego se convirtió en una especie de observador silencioso que deambulaba entre los músicos y bailarines, hasta que finalmente aceptó la invitación de colgarse un tambor e integrarse a la comparsa. Registro de esa experiencia es "Candombe: fiebre de carnaval", un magnífico libro-objeto en el que Bianki plasma su visión de la cultura negra en el Río de la Plata.

El libro, de alguna manera, es una pieza de no-ficción, una crónica pictórica de los códigos, la poética y la imaginería de las murgas uruguayas. No es fruto de una visión epidérmica, turística, sino de una experiencia personal de alta intensidad, comprometida con el objeto en cuestión. Bianki no fue simplemente a curiosear por los "tablados" o las "llamadas" en los momentos álgidos del carnaval. Le puso el cuerpo, se sacó sangre en las manos dándole a los parches. Y en el libro eso se nota.

Bianki utiliza su propio lenguaje -la ilustración- para revelar los códigos del lenguaje de las comparsas, poniendo en juego elementos como collages, fragmentos de estampillas o envoltorios de golosinas típicamente uruguayas, que se integran dentro de una colorista serie de escenas en las que van apareciendo diferentes conceptos relacionados con la cultura del carnaval. Estableciendo un sutil equilibrio entre su estilo propio y los colores e iconos caraterísticos del carnaval rioplatense, Bianki propone un recorrido pedagógico por la vestimenta y los ritos de las comparsas que, a medida que avanzan las páginas del libro, va ganando intensidad a través de escenas que se adentran en la identidad pagana, sensual y liberadora del carnaval.

En paralelo a la publicación del libro, la galería Mar Dulce abrió una exposición que puede verse hasta el próximo 31 de julio (el 30 de julio, allí será la presentación oficial, en la que participarán Tomás Abraham, Christian Ferrer y Ral Veroni). Si el libro muestra la culminación de un proyecto artístico, la exposición permite echar un vistazo al camino que Bianki siguió para llegar hasta allí. En las blancas paredes de esta casa-galería de Palermo cuelgan estudios y ensayos de imágenes que luego cristalizaron en el libro, escenas que quedaron afuera y ejercicios de resemantización como unos parches de tambor usados como lienzos de pinturas, entre otras curiosidades que dan cuenta de la trastienda del proceso creativo. En conjunto, conforman una excelente argumentación para quienes defienden la idea de que la ilustración ya ha dejado de ser un mero acompañante de textos y se ha convertido en un arte, en un verdadero arte.

martes, 3 de agosto de 2010

Candombe: un libro sobre esa “cosa de negros” tan nuestra

Diario Clarín 02/08/10 El artista plástico trabaja sobre la fusión de las culturas africana y occidental.

PorJulieta Roffo

Intenso: " Bailemos sobre las cenizas del rencor, es carnaval", dice Bianki.
Una interpretación de la fiesta

"El tiempo se detiene, nadie para de bailar”. Con esas palabras define el artista plástico Bianki el carnaval uruguayo en uno de los versos que acompaña los dibujos, pinturas y collage recopilados en su libro Candombe. Fiebre de carnaval , publicado por el sello Pequeño editor. En esas páginas, fruto de una experiencia personal dentro de las comparsas y del estudio del encuentro entre la cultura africana y la occidental en el Río de la Plata, Diego Bianchi –como dice en su documento– hace una radiografía de la vida diaria en Colonia del Sacramento, con plaza de toros, palmeras, autos antiguos y tamboriles incluidos.

Es que desde 1999 Bianki, que nació en La Plata en 1963, vive durante gran parte del año en la casa-taller que tiene en la ciudad uruguaya. Allí se involucró cada vez más con las comparsas: “En un principio me atrajo el color , tanto de la imagen como de la música”, cuenta, y agrega: “Con el tiempo me acerqué a los grupos, conviví con ellos en los toques, los dibujé mientras bailaban, mientras bebían, mientras esperaban para desfilar, hasta que llegó el momento de consustanciarme del todo, y me puse a tocar yo también”. Hace varios años que participa de la comparsa Las lonjas del Sacramento y toca el chico , uno de los instrumentos de percusión del candombe uruguayo.

En su libro, Bianki se propone “evitar la mirada del turista”. No quiere, dice, contar lo que se ve cuando se da un paseo rápido por Uruguay en tiempo de llamadas de carnaval, sino ir más allá: su interés central, el que dispara su obra, es investigar y dar a conocer l a fusión de la cultura occidental con la africana que configuró el carnaval en los tiempos coloniales.

“‘Candombe’ quiere decir ‘cosa de negros’ ; los candomberos eran los esclavos que los domingos tenían permitido salir a bailar. Con el tiempo, los blancos se sumaron, lo que implicó mayor aceptación del ritual, y se convirtieron en lubolos , es decir, blancos que se pintan de negro para presentarse y tocar”, explica Bianki, que incluyó en su libro una imagen que es casi una infografía sobre cómo convertirse en uno de ellos, con pintura, guantes y alpargatas.

El artista, que trabajó en la revista Fierro, fundó la publicación Lápiz Japonés, y actualmente es ilustrador de Revista Ñ , combina en su libro trazos finos, sobrecitos de azúcar o papeles de caramelo pintados en medio de sus dibujos, y explicaciones, en castellano y en inglés de los términos típicos del candombe, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco el año pasado.

Durante la presentación de Candombe , la semana pasada, el sociólogo Christian Ferrer definió la relación del artista con la ciudad uruguaya y con el género musical que da nombre a su libro: “En la estancada noche de Colonia, vos encontraste qué hacer; disfrazarte de negro y tocar el tambor”, le dijo. Convertido en un lubolo militante, Bianki asintió y sonrió.